Historia y arqueología son entendidas a día de hoy como algo apasionante que permite acercarnos a nuestros antepasados y a su modo de vida. Sin embargo, en la mayoría de los casos los restos materiales que llegan hasta nosotros son confusos y poco atractivos: muros derruidos, cerámicas hechas pedazos o metales oxidados. Comprender su funcionamiento e imaginarlos en su estado original supone un ejercicio mental que resulta complicado hasta para los más expertos.
Y es que las grandes ideas triufan por el modo en que se presentan. Esta frase resume, en gran medida, la historia de la ciencia y el desarrollo humanos.

No podemos viajar al pasado para observar de primera mano cómo vivían las distintas civilizaciones que poblaron nuestro planeta. De hecho, cuanto más nos retrotraemos en el tiempo, más complicado resulta imaginarlo. Pero, ¿y si existiera alguna forma de abrir una ventana al pasado desde el presente? Existe. Gracias a los avances tecnológicos de los últimos tiempos y su aplicación al campo del patrimonio arqueológico, a día de hoy es posible visualizar el pasado como hasta ahora nunca se había hecho.

Y eso es precisamente de lo que se ocupa la arqueología virtual. Existen varios documentos y publicaciones que aportan definiciones sobre la temática, como la Carta de Londres. Según los Principios de Sevilla, la arqueología virtual “es la disciplina científica que tiene por objeto la investigación y el desarrollo de formas de aplicación de la visualización asistida por ordenador a la gestión integral del patrimonio arqueológico”. De hecho, seguro que has escuchado diferentes nombres para referirse a lo mismo: arqueología virtual, arqueología digital o cyber arqueología.
Sin embargo, definiciones como esta parecen quedarse algo cortas teniendo en cuenta el enorme potencial que la tecnología nos brinda en la actualidad, ¿verdad? La arqueología virtual no se limita a la visualización asistida por ordenador, sino que también se ocupa de aspectos más profundos como la simulación y exploración.

Es además una disciplina que incluye todas las fuentes de investigación disponibles: resultados de excavaciones arqueológicas, documentación 3D, métodos no invasivos (como la geofísica), fuentes escritas, etnografía y hasta paralelos históricos. De hecho, existen datos que solo pueden ser analizados y visualizados mediante el uso de herramientas informáticas.
Y es que una de las grandes ventajas de esta disciplina es la posibilidad de trabajar en entornos virtuales que permiten, por un lado, no afectar de ningún modo al bien arqueológico en cuestión y, por otro, repetir una misma operación cuantas veces sea necesario. Frente a la arqueología más “clásica”, la arqueología virtual es no destructiva.

Decir arqueología virtual es referirse a tecnología, realidad virtual y aumentada, reconstrucciones 3D, drones o escáneres láser. A revolucionar la arqueología y el patrimonio creando mundos virtuales. Es todo eso y mucho más. El problema es que se tiende a confundir el fin con los medios. Podemos servirnos de toda una serie de soluciones tecnológicas que, aplicadas del modo correcto, pueden aportar un gran valor añadido al objeto de estudio. Pero estas herramientas no son el fin último, el cual debe ser siempre el estudio, conservación y difusión del patrimonio arqueológico. Y no al revés. Sí que es cierto que estos medios condicionan en gran medida la forma de acercarse al objeto de estudio.
Existen una gran variedad de herramientas digitales aplicadas al patrimonio arqueológico. Una de ellas es la documentación 3D. Mediante técnicas como la fotogrametría o el escaneado láser, es posible documentar en 3D la superficie de un objeto, independientemente de su tamaño, para generar lo que se conoce como “gemelo digital” (del inglés “digital twin”).
Vídeo documentación 3D
La recreación 3D nos permite generar imágenes (tanto estáticas como animadas) del pasado que ayudan a comprenderlo de manera mucho más profunda y didáctica. Mediante esta técnica, es posible visualizar lo que se conoce como hipótesis virtual, la cual integra todos los datos arqueológicos disponibles sobre una cuestión concreta del pasado. Dentro de la recreación 3D podemos diferenciar visualización y reconstrucción 3D, términos que se tienden a confundir (aunque a este asunto dedicaremos una entrada del blog muy pronto).

Otro ámbito muy interesante es el de las tecnologías inversivas como la realidad virtual, realidad aumentada y realidad mixta. Creando escenas digitales, es posible recrear un entorno del pasado, explorarlo de forma inmersiva e incluso llevar a cabo simulaciones.

Por último, la impresión 3D es una herramienta que permite volver a materializar el patrimonio virtualizado. Actualmente resulta muy sencillo y poco costoso producir copias a escala 1:1 de objetos arqueológicos o maquetas a escala de monumentos o yacimientos arqueológicos completos.

Estos son solo algunos ejemplos de las infinitas posibilidades que nos brinda la arqueología virtual, la cual es un paso más allá dentro del desarrollo de una disciplina tan compleja y rica como es la arqueología. Si las posibilidades que nos ofrece a día de hoy son increíbles, sin duda en el futuro será una auténtica revolución.